
Consta de un tubo (largo,o pequeño), generalmente de madera o metal (pero también de hueso, marfil, cristal, porcelana, plásticos o resinas, etc.) con una serie de orificios y una boquilla, en el borde del cual (bisel) se produce el sonido: el aire puede llegar directamente de los labios del ejecutante (como en la flauta traversa o travesera, el bansuri de la India o el shakuhachi japonés), o introduciéndose antes en un canal enfocado al bisel (como en la flauta dulce). En algunas culturas también existen flautas que se tocan a través de la nariz.
Abriendo o cerrando los orificios del cuerpo (tubo) del instrumento se cambia la longitud del aire vibrante dentro del tubo, definiendo así la altura del sonido. Los orificios se tapan en algunos casos directamente con la yema de los dedos, en otras con llaves. En su sentido más elemental, para producir una escala ascendente se descubren secuencialmente los agujeros del instrumento, desde el más alejado de la boquilla (o elemento productor del sonido) hasta el más cercano; para obtener sonidos de octavas superiores pueden utilizarse armónicos, en algunos casos con la ayuda de digitaciones cruzadas (en éstas la organización de los dedos de tapar/destapar agujeros puede parecer estar dispuesta de manera arbitraria).

Para tocarla hay dos maneras de embocarla: de frente, en casi la mayoría de las flautas, y de lado, soplando por un orificio situado en el lateral, en la flauta travesera.
El sonido de la flauta traversa es asimilado con dioses. Una nota de ésta es capaz de calmar al mundo, fue una de las frases más escuchadas durante la Edad Media.
Le dieron los romanos los nombres de tibia, fístula y cálamus porque solía hacerse del hueso llamado tibia o de una caña vegetal o metálica. Se han hallado en antiguas ruinas no pocas de estas flautas griegas y romanas de hueso y de bronce como son de ver en las colecciones de los Museos Británico de Londres y Nacional de Nápoles.
Se encuentran a menudo en las excavaciones de ciudades romanas unos cilindritos huecos de sección de tibia con un orificio lateral a manera de flauta reducida que parece debieron servir de silbatos. Más antiguas que todas ellas son, sin duda, las flautas egipcias de caña y de hueso y de sencillas formas que guarda el mencionado museo de Londres entre otros.
La flauta del dios Pan o syrinx que consta de una serie de tubitos yuxtapuestos y de magnitud decreciente se halla dibujada en antiguos relieves griegos y en pinturas romanas con idéntica forma a la que hoy tiene.
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